El martes fui al bar La Strada con unos amigos. Estábamos
conversando tranquilamente cuando una chica me tomo de la mano y me llevo a una
silla ubicada en el centro del salón. Me dio dos regalos, un sobre para abrir
en el momento y un paquete que no debía abrir sin su consentimiento.
Mientras yo me entretenía con el primer regalo, cuyo
contenido estaba en chino (literalmente), empecé a escuchar a lo lejos a esa
chica contando a mis amigos lo enamorada que estaba de mí. Sus palabras me
llegaron al corazón, pero mientras ella cantaba y bailaba relatando su historia
de amor apareció otra chica dispuesta a todo con tal de quedarse conmigo.
Ella comenzó a cantar lo que sentía por mí. Al terminar una
música conocida empezó a sonar y escuché su voz gritando “vamos”, al mismo
tiempo que me hacia levantar de la silla tirando de uno de mis brazos. Cuando
reaccioné me encontraba bailando “quebradita”,
había caído en su juego.
La primera chica se fue sobre nosotros y nos separó.
Comenzaron a discutir nuevamente, primero de palabra y después llegaron a los
golpes. Yo decidí que era tiempo de sentarme y ver lo que pasaba.
Se decían de cosas entre ellas, y la primer chica volvió a
expresar sus sentimientos con una canción.
La segunda chica estaba furiosa, yo estaba asustado, no
sabía cuál sería su próximo movimiento. Al parecer decidió que era tiempo de utilizar
la artillería pesada, se quitó el abrigo, lo arrojo al suelo, y comenzó a
atacar a la otra chica.
En ese momento me sentía agobiado, tenía a dos mujeres
discutiendo por mí y no sabía cómo reaccionar, era algo insólito (bueno, seamos
realistas, esto me sucede todos los días). Mientras las observaba pensaba en
que la primera chica era dulce como una “lollipop”, y la segunda, bueno ella era
una “choni” sin más. Creme brule can never be Jell-O. ¿Realmente tengo que
escoger?
Mientras la batalla por decidir se llevaba a cabo en mi
mente, ellas pararon de discutir y voltearon a ver a una de las chicas que me
acompañaba. Los celos les invadieron y ambas arremetieron contra mi amiga
alegando que ella también estaba sobre mí. Decidieron que no tenia caso seguir
discutiendo por mí y se marcharon. Qué alivio, me había salvado.
Se escucharon los aplausos y la ovación del público. El duo Cronopio
nos había sorprendido una vez más con un montaje preparado especialmente para
mi cumpleaños. Ya sé que ha pasado bastante tiempo desde mi cumple, pero la
agenda de este par de actrices no ha
permitido hacerlo antes.
Por fin he recibido el regalo prometido, y otro extra que me
ha encantado, ya les contare al respecto.