El edificio, obra del arquitecto Fernando Romero, es un nuevo icono de la ciudad. En este proyecto también intervinieron Ove Arup y Frank Gehry. Esta revestido con paneles hexagonales de aluminio, los cuales dan impresión de estar flotando alrededor del edificio.
Visitar este museo fue uno de los motivos de mi viaje a la Ciudad de México, y he de confesar que al verlo me pareció ser mas pequeño de lo que imaginaba, pero al recorrer sus seis plantas me di cuenta de que estaba equivocado.
Los espacios expositivos son amplios y la distribución de las salas esta generada por muros autoportantes que sirven como soporte expositivo, así como por otros elementos como vitrinas y tarimas, por lo que ha de ser posible transformar el espacio para cada exposición.
La colección esta integrada por elementos pictóricos, escultura, artes decorativas, numismática, y vestido. El origen de las obras es variado, hay piezas provenientes de casi todos los continentes, aunque hay salas dedicadas específicamente al arte mexicano y europeo.
Creo que la opinión general de los visitantes de ese día, dado los comentarios escuchados durante el recorrido, era que consideraban que contar con espacios como este en la ciudad es un verdadero lujo, ya que el publico en general puede tener acceso al arte sin tener que viajar fuera. Hay que destacar que el acceso al museo es gratuito y esta abierto todos los días, lo cual es una maravilla.
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