Se dice que los seres humanos somos animales de costumbres,
generamos rutinas que seguimos a rajatabla y somos fieles a ellas. Esta lista
de actividades está compuesta de acciones
necesarias para nuestra supervivencia, otras que no proporcionan beneficio
alguno y algunas que realizamos simplemente porque nos dan placer.
Con el paso del tiempo realizamos modificaciones a nuestra
selección de actividades favoritas debido a la incorporación de nuevas opciones
o a que decidimos priorizar alguna de las ya existentes, esto da como resultado
que muchas veces llegamos a olvidar completamente aquellas costumbres que van siendo relegadas.
Hace algunos días me puse un poco nostálgico y comencé a
pensar en las cosas que alguna vez tuve por costumbre pero que han sido remplazadas en la lista. La idea
era encontrar una que pudiese retomar o al menos hacerla para recordar viejos
tiempos, y la verdad es que hay muchas que debería poner nuevamente en
práctica, lo cual espero ir haciendo en los próximos días.
Este viernes decidí que era el momento de eliminar a una de
las integrantes de la lista de olvidadas, y que mejor opción para aprovechar un
hermoso día nublado de otoño que realizar el recorrido Prado-Reina Sofía, el cual
llevaba mucho tiempo sin realizar, así que salí de casa y me dirigí al triangulo
del arte.
Primero fui al Museo del Prado, hice un recorrido rápido por
la colección permanente deteniéndome a contemplar algunas de mis obras favoritas como el jardín
de las delicias del Bosco, la fragua de vulcano y las Meninas de Velázquez,
chicos en la playa de Sorolla, La riva degli Schiavoni en Venecia de Martín
Rico, y el caballero de la mano en el pecho del Greco.
Una de las cosas que me interesaba ver era la restauración del cuadro “El expolio de Cristo” pintado por El Greco, la cual ha sido realizada como parte de los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte de este artista que se llevarán a cabo en Toledo en el 2014. Esta pintura estará expuesta en el Museo del Prado hasta diciembre, cuando volverá a la sacristía de la catedral de Toledo.
También quería ver las piezas de Miguel Ángel Blanco que
están siendo colocadas en distintos puntos del Museo para conformar la
exposición “Historias Naturales”. Esta muestra se inaugurará el 19 de
noviembre, pero ya pueden contemplarse parte de las obras. Es algo fuera de lo
común en una institución como esta, ya que resulta muy raro ver un toro junto a
los cuadros de Rubens, pero me parece un proyecto muy interesante.
En esta visita al Museo me di cuenta de que ya no puedo
recorrer las salas de incognito, ya que varios miembros del personal de sala me
tienen fichado y se acercaban a saludarme. Fue gracias a la recomendación de
una de estas personas que decidí pasarme por las salas de la ampliación para
ver las exposiciones temporales, las cuales iba a obviar.
Hace meses que veo anunciada la exposición “La bellezaencerrada. De Fra Angelico a Fortuny” pero no me había surgido curiosidad por
verla y este domingo es su ultimo día, por lo que estoy muy contento de que
aquella mujer me haya sugerido pasarme por esas salas, ya que la exposición me
ha perecido muy bonita. Las piezas son preciosas y el montaje es atractivo, aunque utiliza una gran variedad de
recursos expositivos diferentes.
En la sala C se encuentra la exposición “Velázquez y la familia deFelipe IV”, en la cual se pueden ver retratos de la familia real realizados por Velázquez y sus sucesores, mientras que la sala D acoge la exposición “Roma en el bolsillo. Cuadernosde dibujo y aprendizaje artístico en el siglo XVIII”, en la que se muestran los trabajos realizados por un conjunto de jóvenes pensionados en Roma por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando entre 1758 y 1764.
Salí del Prado y me dirigí a una parada muy importante en
este recorrido, “El Brillante”. Y es que no hay nada mejor que un delicioso
bocadillo de calamares para recuperar fuerzas antes de seguir visitando museos.
Después de un merecido descanso, y la recarga de calorías,
me dirigí al Museo Reina Sofía. Esta vez decidí pasar de la colección
permanente y ver solo las temporales.
Vi primero la exposición “Ciudadano Paranormal” del artista
peruano Gabriel Acevedo Velarde, en la cual se presenta un video en el que se
relatan experiencias paranormales en edificios oficiales, el cual me pereció un
poco absurdo.
La exposición “Mínima resistencia. Entre el tardomodernismoy la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90”
muestra obras de artistas españoles durante esas dos décadas y contiene piezas
interesantes.
Pero la exposición que mas disfrute en esta visita fue la
del fotógrafo británico Chris Killip titulada “trabajo/work”. Las piezas me han
encantado, sobre todo las fotografías de los pueblos de pescadores del norte de
Inglaterra y la serie realizada en la fábrica de Pirelli. Es fotografía
documental que transmite mucha información de los personajes retratados. Dentro
de la exposición se pueden ver videos en los que el fotógrafo habla sobre las
obras que están expuestas, lo cual ayuda para comprender mejor su trabajo, así
como el contexto histórico y social en el que fue realizado.
He sido genial recorrer nuevamente estos dos vértices del
triangulo del arte, aunque he de confesar que intente hacer la triangulación
completa pero cuando llegue al Thyssen ya no habían entradas para la exposición
“el surrealismo y el sueño”, así que será
en otra ocasión.
Espero poder repetir pronto este recorrido, porque es algo
que disfruto mucho, ya les contaré que veo en mi próxima visita a estos Museos.
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