domingo, 10 de noviembre de 2013

Animal de costumbres...

Se dice que los seres humanos somos animales de costumbres, generamos rutinas que seguimos a rajatabla y somos fieles a ellas. Esta lista de actividades  está compuesta de acciones necesarias para nuestra supervivencia, otras que no proporcionan beneficio alguno y algunas que realizamos simplemente porque nos dan placer. 

Con el paso del tiempo realizamos modificaciones a nuestra selección de actividades favoritas debido a la incorporación de nuevas opciones o a que decidimos priorizar alguna de las ya existentes, esto da como resultado que muchas veces llegamos a olvidar completamente aquellas costumbres  que van siendo relegadas.

Hace algunos días me puse un poco nostálgico y comencé a pensar en las cosas que alguna vez tuve por costumbre pero  que han sido remplazadas en la lista. La idea era encontrar una que pudiese retomar o al menos hacerla para recordar viejos tiempos, y la verdad es que hay muchas que debería poner nuevamente en práctica, lo cual espero ir haciendo en los próximos días.

Este viernes decidí que era el momento de eliminar a una de las integrantes de la lista de olvidadas, y que mejor opción para aprovechar un hermoso día nublado de otoño que realizar el recorrido Prado-Reina Sofía, el cual llevaba mucho tiempo sin realizar, así que salí de casa y me dirigí al triangulo del arte.

Primero fui al Museo del Prado, hice un recorrido rápido por la colección permanente deteniéndome a contemplar  algunas de mis obras favoritas como el jardín de las delicias del Bosco, la fragua de vulcano y las Meninas de Velázquez, chicos en la playa de Sorolla, La riva degli Schiavoni en Venecia de Martín Rico, y el caballero de la mano en el pecho del Greco.


Una de las cosas que me interesaba ver era la restauración del cuadro “El expolio de Cristo” pintado por El Greco, la cual ha sido realizada como parte de los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte de este artista que se llevarán a cabo en Toledo en el 2014. Esta pintura estará expuesta en el Museo del Prado hasta diciembre,  cuando volverá  a la sacristía de la catedral de Toledo.

También quería ver las piezas de Miguel Ángel Blanco que están siendo colocadas en distintos puntos del Museo para conformar la exposición “Historias Naturales”. Esta muestra se inaugurará el 19 de noviembre, pero ya pueden contemplarse parte de las obras. Es algo fuera de lo común en una institución como esta, ya que resulta muy raro ver un toro junto a los cuadros de Rubens, pero me parece un proyecto muy interesante.

En esta visita al Museo me di cuenta de que ya no puedo recorrer las salas de incognito, ya que varios miembros del personal de sala me tienen fichado y se acercaban a saludarme. Fue gracias a la recomendación de una de estas personas que decidí pasarme por las salas de la ampliación para ver las exposiciones temporales, las cuales iba a obviar.

Hace meses que veo anunciada la exposición “La bellezaencerrada. De Fra Angelico a Fortuny” pero no me había surgido curiosidad por verla y este domingo es su ultimo día, por lo que estoy muy contento de que aquella mujer me haya sugerido pasarme por esas salas, ya que la exposición me ha perecido muy bonita. Las piezas son preciosas y el montaje es  atractivo, aunque utiliza una gran variedad de recursos expositivos diferentes.

En la sala C se encuentra  la exposición “Velázquez y la familia deFelipe IV”, en la cual se pueden ver retratos de la familia real realizados por Velázquez y sus sucesores,  mientras que  la sala D acoge  la exposición “Roma en el bolsillo. Cuadernosde dibujo y aprendizaje artístico en el siglo XVIII”, en la que se muestran los trabajos realizados por un conjunto  de jóvenes pensionados en Roma por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando entre 1758 y 1764.

Salí del Prado y me dirigí a una parada muy importante en este recorrido, “El Brillante”. Y es que no hay nada mejor que un delicioso bocadillo de calamares para recuperar fuerzas antes de seguir visitando museos.


Después de un merecido descanso, y la recarga de calorías, me dirigí al Museo Reina Sofía. Esta vez decidí pasar de la colección permanente y ver solo las temporales. 


Vi primero la exposición “Ciudadano Paranormal” del artista peruano Gabriel Acevedo Velarde, en la cual se presenta un video en el que se relatan experiencias paranormales en edificios oficiales, el cual me pereció un poco absurdo.

La exposición “Mínima resistencia. Entre el tardomodernismoy la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90” muestra obras de artistas españoles durante esas dos décadas y contiene piezas interesantes.


Pero la exposición que mas disfrute en esta visita fue la del fotógrafo británico Chris Killip titulada “trabajo/work”. Las piezas me han encantado, sobre todo las fotografías de los pueblos de pescadores del norte de Inglaterra y la serie realizada en la fábrica de Pirelli. Es fotografía documental que transmite mucha información de los personajes retratados. Dentro de la exposición se pueden ver videos en los que el fotógrafo habla sobre las obras que están expuestas, lo cual ayuda para comprender mejor su trabajo, así como el contexto histórico y social en el que fue realizado.

He sido genial recorrer nuevamente estos dos vértices del triangulo del arte, aunque he de confesar que intente hacer la triangulación completa pero cuando llegue al Thyssen ya no habían entradas para la exposición “el surrealismo y el sueño”,  así que será en otra ocasión.

Espero poder repetir pronto este recorrido, porque es algo que disfruto mucho, ya les contaré que veo en mi próxima visita a estos Museos. 

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